Haciendo picadillo

Antes de todo, os propongo un juego. Poneros en situación. Yo soy el cliente y vosotros la agencia creativa. Os invito a que penséis en una campaña publicitaria para una nueva gama de licuadoras. El cliente quiere dar a conocer su producto pero se encuentro con el hándicap de tener un producto muy común y una marca poco conocida. Seamos sinceros; nos encontramos frente a un producto de esos que, a priori, parecen difíciles de vender de manera creativa.
Además, contáis con otra limitación: un presupuesto para lanzar una campaña que no sobrepasa los 50 dólares. Sí, sí habéis leído bien, 50 míseros dólares.

Antes de continuar leyendo, tomaros un par de minutos para reflexionar sobre lo anteriormente citado. Pensad que un brief parecido a este puede llegar a vuestras manos el día menos pensado.

Bien, ahora sí. Tras esta breve presentación, ha llegado el momento de comentar la resolución real de la campaña en cuestión. Ésta, des de mi punto de vista, combina imaginación, gracia y efectividad, mucha efectividad.

La empresa en cuestión de la que hablo es Blendtec, una compañía que vende pequeños electrodomésticos de uso doméstico. El cabecilla de toda la campaña fue George Wright, el director de marketing de la empresa. Decidió apostar por internet, impulsado básicamente por el nulo presupuesto en comunicación del que disponía, cómo canal de marketing de sus licuadoras. Creo una campaña bajo el lema Will it blend? Consistía en una serie de divertidos vídeos donde se promocionaba la principal característica de sus licuadoras: su potencia para licuar todo tipo de material. El protagonista de los vídeos era, ni más ni menos, que Tom Dickson, el fundador de Blendtec. Aparecía él frente la cámara realizando demostraciones de la verdadera potencia de sus licuadoras, las cuales destrozan literalmente des de pelotas de golf hasta IPhones. Así pues, Dickson aparecía allí delante vestido como si de un científico se tratara licuando multitud de objetos.

Estos videos se han convertido en un auténtico fenómeno de masas. Todos los vídeos se fueron colgando en Youtube y hasta se creó un página web (http://www.willitblend.com/) donde también pueden encontrarse todos ellos. Su éxito fue aplastante. En menos de 3 días, los vídeos ya habían sido vistos por más de 5 millones de internautas. Al poco tiempo, eran los propios internautas quienes se dedicaban a competir a ver quién colgaba el vídeo licuando con una Blendtec el objeto más insólito. Sinceramente, os recomiendo que entréis en la web para ver como Dickson hace papilla todo lo que se le pasa por la cabeza.

Para terminar este post me gustaría apuntar el siguiente dato: con 50 míseros dólares la empresa logró aumentar en menos de tres años sus ventas en un 700%.
Esta sentencia demuestra la efectividad de internet y la no necesidad de grandes presupuestos para crear algo distintivo y relevante.